De mi para mí:
Aprender a estar solo
El arte de volver a ti
El arte de volver a casa
Para empezar, me gustaría hacer una reflexión muy breve, sobre cómo la soledad es percibida socialmente y por qué es importante darle un significado.
La diferencia entre estar solo y sentirse solo radica en que estar solo jamás es un castigo ni un fracaso. Es una oportunidad de encuentro interno.

La soledad debe percibirse como un inmenso espacio de autoconocimiento, en donde el silencio, la introspección y el tiempo contigo mismo te permiten conocerte mucho mejor. La realidad nos indica que la mayoría de las veces nos cuesta demasiado estar solos, debido a, ese miedo al vacío, a la aceptación y lo más grave, la necesidad que tenemos intrínseca a la validación externa. Pero no todo es menos bueno que lo bueno verdaderamente importante; vale la pena decirte que estar solo tiene muchos beneficios, entre los cuales destaco el hecho de lograr adquirir una autonomía emocional, tener mayor claridad mental y por supuesto, lograr una madurez espiritual mas amplia. Si tenemos en cuenta estos aspectos, entraremos en un camino fascinante llamado “Autoconocimiento”, el primer pilar hacia la plenitud.
Quiero compartir contigo esta historia. Había una vez un viajero que recorría el mundo en busca de algo que no sabía nombrar. Este viajero, visitó ciudades, escuchó consejos, hablo con personas, miro paisajes, camino, corrió, amó y desamó, se perdió en multitudes; en sus travesías, se cansó de huir del silencio.
Un día, exhausto, decidió detenerse. Se sentó a la orilla de un lago y por primera vez, no buscó nada. Guardo silencio y solo se dedicó a escuchar. Y ahí, sin mapas ni brújulas, encontró un lugar que siempre había estado con él: su propia compañía.
Aprender a estar solo no es una meta que nos enseñen en el colegio, ni mucho menos un logro que se celebre en redes sociales. La universidad no nos enseña a vivir en plenitud con nosotros mismos.
En la actualidad estamos viviendo inmersos en una cultura que exalta la hiperconexión, el ruido constante y la validación externa, estamos viviendo una cultura en donde la soledad suele confundirse con vacío, pero te aclaro tajantemente que para mí no son lo mismo.
Estar solo no es lo mismo que sentirse solo; sentirse solo duele. Cuando nos sentimos solos, experimentamos la ausencia no deseada de una verdadera conexión emocional. Pero estar solo, conscientemente, es un acto de poder, una forma muy poderosa de vernos, aceptarnos y desarrollarnos. Es elegir tu propia compañía, no por resignación, sino por decisión.
Como todo en la vida, cuando aprendes a estar solo, descubres que no necesitas llenarte de actividades, personas o estímulos para sentirte vivo. Empiezas a escucharte, a verte, agudizas tus sentidos, estimulas tu creatividad. Empiezas a distinguir tus pensamientos de los ecos del mundo y es aquí en donde comienza el bello camino de volver a casa, de volver a ti, en donde la autoaceptación te valida solita y atrae lo que realmente quieres para ti.
Dentro del régimen del control y las miles de teorías que existen en cuanto al comportamiento humano, cabe resaltar que somos parte de una comunidad, pero que muchas cosas que nos han enseñado desde nuestro nacimiento no son como las pintan y que la realidad se vive de una manera diferente.
Nos han enseñado a temer el silencio. A correr cuando no hay nada que hacer. A pensar que, si no hay alguien más validándonos, entonces no somos suficientes. Pero la verdad es esta:
Tu valor no depende de con quién estás, sino de quién eres cuando nadie te mira.
No olvides que la real belleza siempre esta en los ojos de quien la mira; mirarte con amor y compasión es el pilar fundamental de camino hacia la plenitud, entendiendo que no somos robots y que el libreto universal de la existencia es diferente para todos. Debemos respetar ese cordón umbilical que nos une al mundo y al origen de nuestra existencia. Entender esto es de valientes y bandera de un ser humano mejor.
Empieza a conocerte a profundidad, sin máscaras. Medita, piensa más en ti, de tal manera que esto, te permita desarrollar tu inteligencia emocional de manera más asertiva y cercana.
Empieza a tomar decisiones con más claridad, basándote en ti, en tus gustos, tus intereses, tus sueños…tu visión sin miedo.
Lograr implantar el chip natural de la vida en ti, tu amor propio, te servirá para cultivar la paz interior que te guie hacia un sendero de bienestar.
Volviéndote mejor compañía para ti mismo, te volverlas mejor para ti y para los demás.
A continuación, te dejo algunas claves para empezar a estar contigo mismo:
- Silencio consciente: 5 minutos al día sin música, sin celular. Solo tú.
- Escritura libre: Pregúntate “¿cómo me siento hoy?” y escribe sin juzgar.
- Camina sin rumbo ni propósito, solo por estar contigo.
- Haz algo que ames a solas: bailar, cocinar, leer, dibujar.
- Escucha tu voz interna, no la apagues con ruido.
- Observa con atención cada situación, acallando tu mente, solo observación.
Se consciente de que estar solo es un regreso, no una pérdida. No estás solo por quedarte sin compañía. Estás solo porque decidiste volver a ti. Porque entendiste que el amor propio no se construye entre aplausos, sino en el silencio donde aprendes a mirarte con ternura.
Como el mejor de los viajeros, “No temas buscar el principio, ese ya está dentro de ti…”
28 de julio de 2025