Hace un tiempo me topé con una frase que me pareció muy interesante, “Hay que aprender a descansar y no ha renunciar” y me parece que debe ser implementado como un principio de vida!
En los momentos difíciles de la vida, esos en que sentimos un cansancio que parece no dejarnos avanzar, el mundo se nos vuelve un corral. Y aun en el corral tenemos que seguir, porque como el titulo del libro de una amiga muy querida, no hay tiempo para la tristeza. El tiempo corre, los compromisos no dan espera, el trabajo, los gastos, la familia, el estudio y la vida en general no nos dan tregua, ni siquiera nos permiten tan solo por un momento mirarnos a nosotros mismos y reconocernos como seres humanos, vulnerables y con derecho a sentirnos mal de vez en cuando. Pero es importante aprender que todas esas situaciones se componen de emociones, y las emociones son temporales, poco a poco se van a ir superando y van desapareciendo. El miedo, la tristeza, la ansiedad, la preocupación, entre otras. Se vuelven un mecanismo de defensa para enfrentar esos momentos difíciles y de cansancio que muchas veces se nos presentan y en los cuales debemos aprender a descansar y no ha renunciar. No es un secreto que muchas veces queremos dejar todo tirado, planes, sueños, incluso proyectos en los que hemos trabajado mucho; por ese sin fin de emociones encontradas en que sentimos en que sencillamente no podemos más.
Pero se vale hacer un alto en el camino, tal vez tomar un respiro, caminar por un momento a solas, dormir por un día, incluso derramar algunas lagrimas, quitarnos la capa de súper humanos, abrazarnos a nosotros mismos y decirnos, no pasa nada, mañana será otro día y va a volver a salir el sol.
Aprender a hacer un alto en el camino, a descansar de todo lo que conlleva la vida es un acto de amor propio. Es aceptar nuestra humanidad y demostrar un poco de empatía con nosotros mismos. Además les garantizo que después de un poco de descanso, las ideas fluyen, vemos todo con mas claridad y sin duda alguna el sol brilla con mas intensidad.
¡ Recuerda, hay que aprender a descansar y no ha renunciar!
Gloria Patricia